¿Sabías que aunque botánicamente el ruibarbo es una verdura (muy rica, por cierto, en calcio y vitaminas C y K) en 1947, los norteamericanos decidieron considerarlo una fruta y así sigue desde entonces?
Originario de Asia y pariente del apio, pero de tonos rosáceos y rojos, el ruibarbo tiene un sabor ácido muy característico y precisamente por ello resulta ideal para preparaciones dulces y postres.
Hoy te presentamos una sencilla receta que podrás utilizar de base para infinidad de preparaciones:
- Los tallos del ruibarbo se arreglan igual que haríamos con las pencas de acelga. Tras deshacerte de las hebras más gruesas, córtalos en trozos de unos 2 cm de largo.
- Pon el ruibarbo en un bol y recubre con el azúcar y el zumo de un limón y deja reposar toda la noche en la nevera.
- Tras el reposo, solo tendrás que añadir la ralladura de naranja (al gusto) y cocer la mezcla a fuego medio durante unos 15 minutos y sin ólvidarte de remover para evitar que se pegue.
- Embota, deja enfriar y ¡listo!
La mermelada o compota de ruibarbo es deliciosa utilizada como base para tartas de manzana o fresa. ¡Anímate a probar!